RAFAEL NADAL CONQUISTA SU DECIMONOVENO GRAND SLAM.

El tenista Rafael Nadal conquistó su cuarto Abierto de Estados Unidos y decimonoveno título del Grand Slam tras imponerse por 7-5, 6-3, 5-7, 4-6 y 6-4, en cuatro horas y 49 minutos, a Daniil Medvedev. En el otro extremo estás tú, que en vez de canalizar todo tu potencial hacia objetivos de altura decidiste echar a perder otra tarde de domingo, quejándote encima de la vuelta al trabajo como si la vida no fuera una sucesión de obstáculos cuya superación nos mejora como personas.

“Parece mentira que dos ciudadanos nacidos en el mismo país, en un entorno democrático, que han recibido una educación y que tienen niveles de inteligencia en torno a la media muestren actitudes tan dispares. Nadal ha sido capaz de asumir el esfuerzo personal como algo positivo, es alguien que no tiene tiempo de aburrirse porque contempla su vida como un estimulante reto. Resulta insultante que, pudiendo enfocar así la propia existencia, otros decidan trabajar de ocho a tres entre semana y luego dedicarse a vegetar sólo porque es domingo”, declaraba tu madre esta mañana en una entrevista telefónica.

Dotado de energía juvenil, sin haber perdido sobre la cancha el vigor con el que asombró en el momento de su irrupción, aunque se mueva con mayor agresividad y economía de medios, nadie diría que Nadal es el segundo campeón más viejo del Abierto de Estados Unidos en la era profesional. “Lo más triste es que muchos españoles ni siquiera se plantean la posibilidad de ponerse a prueba en este tipo de competiciones. Dan por supuesto que hay cosas que están al alcance de pocos, como si para triunfar en el tenis necesitaras ser bendecido por la mano de Dios. En el fondo, todo son excusas y autoengaños para no esforzarse, y así nos va” argumenta el sociólogo Enrique Lasseras.

Al menos deja de quejarte y alégrate por él.

Ante la victoria de Rafael Nadal, lo mínimo que se espera de ti es que muestres un poco de empatía y seas capaz de contagiarte de la épica de la autosuperación. No hace falta que te dediques al tenis -quizá ya es demasiado tarde, haberlo pensado antes-, pero podrías sacar algo positivo del jugador manacorí y desterrar de una vez esta abulia que te impregna y te bloquea. Vives instalado en la queja continua y disfrazas tus miedos con un existencialismo impostado, diciendo que nada vale la pena. Bien te gustaría a ti haber ganado el decimonoveno Grand Slam de tu carrera para que ahora todos aplaudieran tu lucha. Aprende de los demás y recupera de una vez tu dignidad porque tu vida es patética.

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