LIONEL MESSI ROMPIÓ EL SILENCIO: «MI HIJO ME PREGUNTA POR QUÉ ME MATAN EN ARGENTINA».

La voz más esperada se hizo oír. Nueve meses después de la eliminación del Mundial de Rusia y de un silencio que generó miles de palabras. A excepción de la suya. La del capitán argentino. El de las idas y vueltas. El que en la cancha no tiene discusión. El que afuera se somete a ley de la selva que domina al fútbol.

«Se dijeron muchas mentiras, muchos inventos. Es algo que se hizo costumbre. Me da bronca porque la gente cree lo que se dice, por eso creo que la gente me tenía que escuchar a mí. No me gusta que se mienta. Pero se hizo costumbre, darme cuando voy a la Selección, darme cuando no voy… Costó volver a hablar porque el golpe en el Mundial fue muy duro. Sólo pensé en encerrarme, en hacer el duelo solo, con mi familia. Intenté aislarme de todo, alejarme un poquito de la Selección, dejar pasar el tiempo y enfriarme. Esta generación fue maltratada 10 años. Vivimos cosas anormales, que se digan tantas barbaridades, tantas mentiras. Siempre tuvimos quilombos con el periodismo, por eso en un momento nos corrimos…», arrancó Leo en una extensa entrevista en FM 94.7.

Y profundizó: «Lo del club de amigos lo venimos escuchando desde hace años. Que yo ponía a los jugadores, a los técnicos, que manejaba todo en la AFA. Es una locura. A mi viejo lo metieron continuamente, que tenía poder para hacer cosas en la AFA. Nada que ver. Y la familia es la que sufre. Porque yo de última no escucho, no miro televisión. Cualquiera dice cualquier cosa y a la gente le queda eso. La gente compra todo lo que le dicen y después yo soy el hijo de puta, mi viejo maneja la AFA, hace lo que nosotros queremos. Y son todas mentiras… Pero no podés salir a aclarar todo. También nosotros permitimos que se dijera cualquier cosa, no le dábamos importancia porque sino tenés que salir a aclarar todo todos los días».

El día en que Lionel Messi se decidió a abrir la boca

Alza la voz el número 10. Quizá como nunca antes. A la distancia, desde Barcelona y por teléfono, acelera y va a fondo cuando Pablo González y Martín Souto lo consultan sobre su silencio tras el Mundial y sobre las críticas que van de acá apara allá.

“Me tira seguir volviendo. Yo quiero ganar algo con la Selección. Cuando yo decidí volver tuve mucha gente en contra que me decía que estaba loco, que para qué, que no volviera: mis amigos, mi familia. Mi hijo de 6 años que ya entiende me pregunta: ¿por qué te matan en Argentina? ¿Por qué no te quieren en la Selección? ¿Por qué no te quieren ahí? Y yo le digo que bueno, que no son todos, que hay mucha gente que me quiere… Es difícil. Da bronca que le mientan a la gente, que inventen con tanta tranquilidad, que tiren una bomba y listo, que explote. Pero yo no tengo que demostrar nada a nadie. No tenemos que estar todo el tiempo vendiendo humo, no voy a andar diciendo que amo a la Selección. No soy así, que digan lo que quieran”, sentencia.

Y sigue: «Se hace difícil disfrutar con el entorno de la Selección. Yo me dedico a jugar y listo. Dicen que pongo a mis amigos y si la Selección fuera un club de amigos el Kun, por ejemplo, jugaría todos los partidos y la mayoría fue suplente No me meto».

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En este sentido desmintió las versiones que indicaban que Lionel Scaloni había llegado al banco argentino con su respaldo. Y aclaró que no conoce a César Luis Menotti. «La gente que habla con él dice que sabe mucho de fútbol y obviamente encantado, quiero conocerlo».

De transición se trata. De dejar atrás las frustraciones del pasado y encarar un nuevo camino. «Es bueno el cambio de generación en la Selección pero fue muy brusco. Es difícil hacerlo y va a llevar tiempo», advirtió Leo. Y enseguida obliga a retroceder la cinta para escarbar en las posibles causas del lastre que acarrea la Selección.

¿Qué faltó? ¿Por qué no se dio? Preguntas sin respuestas que los futboleros argentinos se repiten desde aquel tiempo suplementario contra Alemania en la final del Mundial de Brasil y luego volvieron a escena en las dos derrotas frente a Chile en las Copas América. Messi también se lo pregunta. ¿Por qué?

«Nosotros tuvimos una sal (mala suerte) bárbara. Porque si nosotros hubiéramos ganado la final en Brasil era todo distinto. Y desde ahí llegó todo el quilombo. Quizá la relación con la prensa debía ser otra, de las dos partes. Nosotros también nos equivocamos, nos cerramos y no quisimos hablar… Si uno tira para un lado y otro para el otro no se puede. La Selección está por encima de cualquiera. Nosotros dimos lo mejor para ganar el Mundial y las Copas América, pero a veces son detalles», repasa.

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