HUELGA DE TRANSPORTE VUELVE A BLOQUEAR FRANCIA EN PLENO PULSO POR LA REFORMA DE LAS PENSIONES.

Los paros provocaron hasta 600 kilómetros de atascos en las rutas de entrada a París en plena hora punta de la mañana.

Una escapada a París o a otras ciudades francesas se ha convertido para muchos turistas estos días en una pesadilla logística a causa de la continuada huelga masiva de transporte. Los paros siguieron provocando este lunes fuertes perturbaciones en todo el país, al comienzo de una semana clave para la reforma de las pensiones planteada por el Gobierno de Emmanuel Macron que ha provocado la ira de los sindicatos. Para este martes, nueva jornada de movilización nacional, continuarán los problemas de transporte terrestre y aéreo, con la cancelación de un 20% de los vuelos.

Los paros en el transporte público provocaron hasta 600 kilómetros de atascos en las rutas de entrada a París en plena hora punta de la mañana, una situación que se repetirá previsiblemente en la tarde. También en torno a ciudades como Marsella o Lyon se registraron fuertes aglomeraciones.

En París, el transporte público continuaba esta jornada “extremadamente perturbado”, con nueve de las 14 líneas de metro cerradas y la circulación en las restantes muy restringidas, al igual que en la red de cercanías RER que lleva, entre otros, a aeropuertos o puntos turísticos como Eurodisney. La empresa responsable del transporte público en París, la RATP, ha emitido un aviso recomendando “evitar los transportes públicos en los próximos días” a causa de la huelga, que también afectaba este lunes a buena parte de la red de autobuses.

Las autoridades también recomendaban consultar con las compañías aéreas la situación de su vuelo. Los servicios de los dos principales aeropuertos de París, Charles de Gaulle y Orly, instaban por su parte a consultar la forma de llegar a tiempo a los aeródromos, una tarea nada sencilla en esta jornada. En las redes sociales, los viajeros se quejaban de enormes retrasos, como una profesora irlandesa que afirmaba que el trayecto en autobús desde el aeropuerto Charles de Gaulle hasta la Gare (estación) de Lyon, en París, había durado unas cuatro horas.

La situación no era mejor en la red ferroviaria nacional. Solo uno de cada cinco trenes de alta velocidad funcionaba este lunes y el tráfico internacional permanecía “muy perturbado”, según la empresa nacional de ferrocarriles, la SNCF. También los trenes regionales funcionaban de manera muy restringida, así como los de cercanías.

La secretaria de Estado de Economía, Agnès Pannier-Runacher, reconoció su inquietud por las consecuencias que las protestas pueden tener —o están teniendo ya— en el turismo y en los comerciantes, que temen un nuevo periodo negro en plena temporada navideña tras un aciago fin de año en 2018 marcado por las protestas de los chalecos amarillos. “Si esto dura, el hecho de complicar la llegada de franceses hasta los comerciantes puede hacer que caigan sus ventas”, advirtió en la cadena CNews. La Unión de actividades hoteleras indicó por su parte que en el primer día de huelga, el jueves, constató una caída de reservas del 30% al 40% en la región parisina, según la agencia France Presse.

Hay pocas perspectivas de mejora en los próximos días. Para este martes, los sindicatos han convocado a otra huelga nacional para continuar presionando al Gobierno, que prevé desvelar los detalles de su plan de reforma de las pensiones el miércoles. Por el momento, ninguna de las partes parece decidida a ceder en el duro pulso que mantienen desde la semana pasada, cuando la primera convocatoria a la huelga y a manifestarse contra la reforma fue seguida por al menos 800.000 personas (1,5 millones según los sindicatos).

Nuevas perturbaciones este martes.

En prevención de la nueva jornada de huelga, a la que se unirán los controladores aéreos, la Dirección General de Aviación Civil (DGCA) anunció que ha solicitado la reducción del 20% de los vuelos hacia o desde Francia para este martes que partan de los aeropuertos de París, Lyon, Marsella, Toulouse y Burdeos. Poco después, la compañía Air France anunciaba que cancelará el 10% de sus vuelos de media distancia y el 25% de los domésticos. Aunque mantendrá todos los viajes de larga distancia (más de cuatro horas) programados, la aerolínea gala advirtió de la posibilidad de “retrasos y anulaciones de última hora”.

Por su parte, la SNCF advirtió de que el tráfico ferroviario internacional seguirá “perturbado” y que, nuevamente, solo circularán uno de cada cinco trenes de alta velocidad y de cercanías en París. Tampoco puede garantizar más de de cada diez trayectos regionales, que en su mayoría serán sustituidos por autobuses.

También será muy difícil desplazarse el martes por París, donde volverán a estar completamente cerradas diez líneas de metro y el resto solo funcionará de manera limitada en hora punta, al igual que las dos líneas de cercanías, una de las cuales conecta la capital con sus aeropuertos.

Pese a los inconvenientes, los franceses parecen por ahora apoyar mayoritariamente la protesta. Según una encuesta publicada el domingo, el 53% “apoya” o “siente simpatía” por la huelga, que busca hacer retroceder al Gobierno en sus planes de instaurar un sistema de pensiones por puntos y acabar con los regímenes especiales —con privilegios como una edad de jubilación a partir de los 52 años, en algunos casos— para sectores laborales como el ferroviario, de ahí el gran impacto de la huelga en el transporte.

 

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