EL PRESIDENTE DE AUSTRIA PROPONE ELECCIONES EN SEPTIEMBRE TRAS LA RUPTURA DEL GOBIERNO.

El canciller, Sebastian Kurz, afirma que se investigarán todas los indicios de corrupción del vídeo que obligó a dimitir a su segundo y socio ultraderechista.

Austria camina hacia unas elecciones anticipada el próximo septiembre, «preferiblemente a principios de ese mes». Así lo ha propuesto este domingo el presidente de la república alpina, el progresista Alexander Van der Bellen, tras reunirse con el canciller conservador, Sebastian Kurz, quien este sábado rompió la coalición de Gobierno con la ultraderecha formada hace apenas año y medio. El adelanto electoral, que debe confirmarse en el Parlamento, «no es un deseo, sino una necesidad», ha afirmado Kurz, que dio por finiquitado el Ejecutivo horas después de que el líder ultra y vicecanciller, Heinz-Christian Strache, dimitiera por la publicación en dos medios alemanes de un vídeo del verano de 2017 en el que ofrece posibles adjudicaciones públicas a una presunta magnate rusa a cambio de apoyo electoral.

En una comparecencia conjunta sin preguntas en el palacio imperial de Viena, sede de la presidencia, tanto Van der Bellen como Kurz han insistido en la necesidad de mantener la estabiilidad y recuperar la confianza de los austriacos en la política y las instituciones. El jefe del Gobierno, sin embargo, no ha aclarado si mantendrá a los ministros ultras, que ocupan carteras clave como Interior, Defensa y Exteriores, hasta las elecciones de septiembre.

Kurz sí ha subrayado que ahora deben aclararse todas las sospechas e indicios de «abuso de poder» reflejados en el vídeo revelado por los alemanes Der Spiegel y Süddeutsche Zeitung, en el que Strache, a pocos meses de los comicios legislativos de octubre de 2017, habla no solo de opciones de contratos si llega al poder, sino también de vías de financiar ilegalmente a su partido, el FPÖ y de comprar el control del influyente tabloide Krone Zeitung para impulsar su candidatura. En ese sentido, el canciller austriaco ha señalado que la investigación deberá analizar también posibles consecuencias legales e intentar averiguar quién hizo y encargó la grabación con cámara oculta en una casa de Ibiza.

«Esto no es Austria», ha recalcado el presidente, que ha urgido a un «nuevo comienzo» lo antes posible, con elecciones «preferiblemente» a principios de septiembre -el Parlamento debe aprobar una moción para establecer la fecha-. Van der Bellen también ha subrayado que en los próximos días se reunirá con todos los partidos y que se empeñará en que prevalezcan «la estabilidad y la razón» en un momento en el que se abrirán negociaciones dentro de la Unión Europea importantes también para el país. «Austria debe mantener su capacidad de actuar y de ser un socio confiable en la UE», ha afirmado.

Kurz también se reunirá con los responsables de todos los partidos. En primer lugar con Norbert Hofer, propuesto por el dimitido líder ultra como su sucesor al frente de la vicecancillería y en el partido. Destacado ideólogo del FPÖ y excandidato presidencial -perdió en 2016 contra Van der Bellen-, Hofer deberá lidiar ahora con la herencia y el escándalo que ha hecho caer a Strache, quien ha dirigido la formación desde 2005 y la hizo crecer con un programa euroescéptico y mensajes contra los refugiados y el islam. El ya bautizado como caso Ibiza ha causado un terremoto en Austria y el FPÖ sale de nuevo del poder envuelto en la sombra de la corrupción, como ya ocurrió en su paso por el Gobierno entre 2000 y 2006, cuando el partido incluso se partió en dos.

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