CINCO PROVINCIAS SON EL FORTÍN DE LA CONAIE.

Las provincias de Cotopaxi, Tungurahua, Chimborazo, Bolívar y Pastaza son el fortín de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie). Durante las movilizaciones de octubre de 2019 y las iniciadas este 13 de junio, las comunidades se convirtieron en el reducto de la organización para bloquear vías de la Sierra Centro.  

Las cinco provincias son estratégicas, porque el 30% de la población indígena se concentra en este territorio. Además, las comunidades se encuentran asentadas a lo largo de vías claves, como la E-35 que conecta a la Costa con la Sierra y la Amazonía.

Sin embargo, el movimiento indígena no ha logrado trasladar ese apoyo en beneficio de su brazo político: el Movimiento Plurinacional Pachakutik (PK).

En las elecciones pasadas, la agrupación política captó en la región siete de 18 curules de la Asamblea Nacional. Dos fueron elegidos en Cotopaxi, uno en Tungurahua, uno en Chimborazo, dos en Bolívar y una en Pastaza.

¿Por qué Pachakutik no ha logrado consolidar el voto duro del sector indígena en la Sierra Centro? El asambleísta y expresidente del Movimiento Indígena Campesino de Chimborazo, Rafael Lucero, dice que son cosas distintas participar de las movilizaciones como causa social y otra compartir la ideología del movimiento político.

“Muchos de los habitantes y dirigentes de las organizaciones son seducidos por otras agrupaciones políticas como candidatos, eso hizo que se dividiera la votación durante las elecciones”, agrega.

Argumenta que en las movilizaciones todos se unen a la lucha social sin ver movimientos ni partidos políticos; pero esto cambia en las lides electorales y ocurre porque en los últimos tiempos se ha politizado la organización indígena. “Hay dirigentes que pertenecen a Creo, Izquierda Democrática y otras agrupaciones”.

Eso también ocurre porque el Código de la Democracia exige a los partidos y movimientos políticos que al menos un candidato sea de los pueblos, nacionalidades o afroecuatorianos.

Luis Fernando Suárez, analista político, coincide en esta posición y aclara que hay dos puntos de vista: el político y el de la protesta social. Al ser político se presentan escenarios como en Tungurahua y Chimborazo, donde no obtienen los resultados para ocupar los espacios en la Asamblea. Eso sucede porque apenas el 30% de la población de 1,6 millones de habitantes de las cinco provincias es indígena, según el INEC.

Cotopaxi y su respaldo

Una de las provincias estratégicas para las movilizaciones que ha liderado la Conaie es Cotopaxi; en los últimos 26 años, PK es una de sus fuerzas políticas. Desde entonces, el movimiento ha colocado entre uno y dos asambleístas.

El prefecto electo de Cotopaxi por este movimiento, Jorge Guamán, asegura que su provincia es un ejemplo de lucha social y también un fortín del movimiento indígena, porque tienen una formación política. Algo similar ocurre con la Prefectura, que está en manos de Pachakutik desde el 2000.

Guamán concuerda en lo que afirma Lucero, de que los partidos seducen a los dirigentes de las organizaciones tratando de romper a la organización; pero sin embargo, han logrado sostenerse. “Las autoridades tratamos de servir a todos los sectores de la mejor manera,  planificar y construir con la gente ha sido importante”.

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