CHINA NIEGA QUE SUS DIPLOMÁTICOS EXPULSADOS DE EE.UU. TRATARAN DE ENTRAR SIN PERMISO EN BASE MILITAR.

El Gobierno chino ha negado este lunes que sus dos diplomáticos expulsados este otoño de EE UU intentaran entrar en una base militar en el Estado de Virginia y ha presentado una queja formal ante Washington por la expulsión de estos del país debido a las sospechas de que estuvieran llevando a cabo actividades de espionaje. «Las acusaciones estadounidenses son completamente falsas y por ello presentamos una queja formal. Instamos a EE UU a que corrija su ofensa, cancele esta decisión y proteja adecuadamente los derechos de los diplomáticos chinos según la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas», ha dicho este lunes el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Geng Shuang, en rueda de prensa.

El Gobierno estadounidense, según publicó este domingo The New York Times citando distintas fuentes anónimas conocedoras del caso, expulsó a los dos diplomáticos chinos este año tras tratar de entrar en la mencionada base militar. Se trata de la primera expulsión de diplomáticos chinos de EE UU en más de tres décadas.

El episodio tuvo lugar el pasado septiembre, cuando ambos diplomáticos, acompañados de sus esposas, trataron de entrar sin los permisos en la base militar de Norfolk, en el Estado de Virginia, que alberga fuerzas de operaciones especiales. El grupo llegó en coche al puesto de control y, cuando el guardia, al comprobar que no tenían autorización, les pidió que dieran media vuelta, siguieron adelante y solo pararon cuando cinco camiones de bomberos les bloquearon el paso. Argumentaron entonces que se encontraban de paseo turístico, que no habían entendido la orden y se habían perdido.

La Administración estadounidense, sin embargo, considera que los diplomáticos estaban comprobando la seguridad del complejo militar y haciéndose una idea de hasta dónde podían llegar dentro de la base sin que les pidiesen un permiso o les detuviesen. Al menos uno de los dos diplomáticos es considerado un agente de inteligencia que estaba operando bajo la identidad de un diplomático, algo bastante habitual en una ciudad como Washington, que por su concentración de poder y embajadas es una de las ciudades con mayor número de espías del mundo. Hasta las declaraciones de Geng Shuang este lunes, ninguno de los dos Gobiernos había comentado lo sucedido.

El pasado 16 de octubre, Washington anunció que todos los diplomáticos chinos deben informar con antelación al Departamento de Estado estadounidense de cualquier reunión oficial que planeen mantener en el país norteamericano. Con esa medida, el Departamento de Estado buscaba «igualar el terreno» entre las condiciones en las que desarrollan su trabajo los diplomáticos estadounidenses en China y los chinos en Estados Unidos, con el objetivo de presionar a Pekín para que otorgue más libertad a los funcionarios de EE UU en su territorio. En respuesta, China confirmó la imposición de restricciones a diplomáticos estadounidenses destinados en el país asiático.

Desde que a principios del pasado año, EE UU diera comienzo a una guerra comercial con China, las relaciones entre las dos mayores economías del planeta se han deteriorado rápidamente. Los enfrentamientos entre Washington y Pekín no se ciñen a lo comercial, sino que también abarcan una pugna tecnológica y la presencia e influencia en el ruedo internacional.

La expulsión de los diplomáticos llega precisamente pocos días después de que Washington y Pekín hayan cerrado la primera fase un acuerdo que ponga fin a la guerra comercial. Además, y alegando razones de seguridad nacional, el Gobierno de Trump ha desarrollado una estrategia para acorralar a la tecnológica china Huawei, a quien han vetado del desarrollo de la tecnología 5G en el país y han presionado a sus socios para hacer lo mismo, con resultado dispar.

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