SEIS PERSONAS SOBREVIVEN AL CAER DE 84 PISOS EN UN ASCENSOR.

Los afectados quedaron atrapados durante tres horas en el elevador del emblemático rascacielos John Hancock Center.

Parece el avance de una película de terror: tres parejas de desconocidos se ven obligados a abandonar a medianoche un lujoso restaurante ubicado en un rascacielos de Chicago. Entre ellos se encuentra una embarazada, dos estudiantes que no pudieron acceder al local y un matrimonio de turistas mexicano. Una vez dentro del ascensor, percibieron que la velocidad con la que la máquina bajaba era anormal. De repente, un frenazo. Conscientes de que se habían quedado atrapados comenzaron los gritos, los llantos, la plegaria. Todo ocurrió el pasado viernes en el edificio antes conocido como John Hancock Center, que con sus 100 pisos ocupa el cuarto lugar en el ranking de los más altos de la ciudad de los vientos.

«En un principio, pensábamos que íbamos a morir», contó el mexicano Jaime Montemayor, que había acudido de visita a la ciudad junto a su esposa. Montemayor describió lo que vivió en el interior del cubículo: «Estábamos bajando y sentí que nos caíamos y luego escuché un ruido de clack clack clack«, recogió un diario local. Su pareja, Mana Castillo, afirmó que el aparato «se movía a una velocidad normal, pero que empezó a descender haciendo ruido». Otro de los afectados, un joven estadounidense, aseguró que comenzaron a caer «cada vez más y más rápido, sin detenerse».

Un estudiante de Derecho de la Universidad Northwestern describió la sensación al Chicago Tribune como las turbulencias en un avión. Cuando el ascensor frenó abruptamente, gracias a los cables que sí funcionaban correctamente, la cabina se llenó de polvo y suciedad.

El equipo de rescate perforó un boquete en un muro de cemento a la altura del undécimo piso. «Fue una situación precaria, se partió el cable en la parte superior del ascensor y no pudimos hacer un rescate de ascensor a ascensor; tuvimos que romper una pared», explicó Maloney. El aparato no llegó a impactar con el suelo gracias a que se encontraba sustentado por varios cables adicionales que soportaron el exceso de peso. Cerca de las tres de la madrugada, los seis afectados fueron liberados y recibidos entre aplausos por sus amigos y familiares.

Las causas del accidente en el que ahora se conoce como edificio 875 North Michigan Avenue todavía se investigan aunque el ascensor averiado pasó una inspección el pasado julio. Además, el equipo de mantenimiento visitó el rascacielos en dos ocasiones en los últimos cuatro años, la última en 2017. En la actualidad, más de 20.000 elevadores instalados por toda la ciudad requieren inspecciones anuales.

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