SEGUNDA SEMANA DEL PARO COMIENZA CON LA MIRADA EN QUITO.

Personas de diferentes provincias de la Sierra se dirigen a la capital para presionar al Gobierno. Traen algunos insumos, pero el lugar donde pasarán las noches todavía es incierto.

Eso, después de que universidades como la Andina Simón Bolívar y la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE), a través de canales oficiales, afirmaran que la Conaie jamás ha enviado una solicitud para que acojan a los visitantes.

En caso de hacerlo, dijo Andros Quintanilla, director del Núcleo de Pichincha: “evaluaremos dentro del marco del derecho y procesos administrativos necesarios”.

Actualmente, en la CCE funciona un puesto de control policial.

Los uniformados se instalaron ayer, después de que Fiscalía allanara las instalaciones de ese espacio cultural, cerca de las 08:30, luego de recibir una llamada anónima en la que se advertía de un supuesto grupo de infiltrados -venezolanos y ecuatorianos- con material bélico: explosivos y armas.

Organización indígena

Papas, mellocos, habas, tostado, choclos cocinados y más productos fueron parte de la dieta diaria del movimiento indígena durante las movilizaciones de octubre de 2019, en Quito. La mayor parte de estos alimentos fueron de donaciones y otra llegó desde las comunidades indígenas en su ingreso a la capital. Se guardaron en los centros de acopio instalados en el parque El Arbolito, la Universidad Salesiana y la Casa de la Cultura.

Una estrategia similar afinan las organizaciones para entrar nuevamente a Quito. Las movilizaciones se iniciaron el lunes 13 de junio.

Alberto Ainaguano, dirigente de Fortalecimiento Organizativo y Político de la Confederación de los Pueblos y Nacionalidades Kichwas del Ecuador, explica que la gente piensa que el movimiento indígena administra dinero para financiar los levantamientos, pero esa concepción es equivocada; es colaboración de la gente que apoya el proceso que arrancó en 1990.

Junto con la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador trabajan en la canalización de las colaboraciones. Los estudiantes universitarios ayudan con arroz, azúcar, granos, mientras que las comunidades indígenas y campesinas aportan con mellocos, habas, choclo y demás productos para abastecer los días que duren las movilizaciones.
“Así funciona. Es todo un proceso organizativo del movimiento indígena en el país, es toda una minga. La gente desconoce eso y piensa que se invierten USD 50 000 y 100 000. Hay ocasiones que ni siquiera nos alimentamos”, puntualiza Ainaguano.

Cuentan con relevos y escudos

Los organizadores también prevén los relevos para que la gente no se desgaste. Mientras unas delegaciones se quedan en las movilizaciones otras regresan a las comunidades para recuperarse.
A diferencia de 2019 en que los jóvenes llegaron a Quito sin protecciones, ahora han elaborado escudos para cubrirse de los ataques de la Policía y cuentan con nuevas estrategias.

Pese a la declaratoria del estado de excepción en Pichincha, Imbabura y Cotopaxi avanzan con las protestas de forma pacífica, pues consideran que se trata de una medida desesperada del Gobierno.

Los transportistas financian parte de los viajes

Ainaguano está convencido de que el indígena es uno de los sectores mejor estructurados y con mejor planificación. De ahí que prevén transporte para el traslado de alimentos y para movilizar a los participantes. Esto es financiado con la colaboración personal de las autoridades electas y de los dueños del transporte.

César Umajinga, expresidente del Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi (MICC), explica que cada delegación se organiza y transporta los alimentos tradicionales, que son preparados en ollas comunitarias.

En la parroquia San Fernando del cantón Ambato, Olga Tubón, de 23 años, está lista para viajar. Cuenta que en la anterior movilización fue parte de la delegación de los jóvenes que participó en el levantamiento de 2019.

Dice que la organización y la coordinación en las comunidades es importante para transportar los alimentos que entregan los agricultores y campesinos. “La ayuda de la gente de Quito es importante durante los días del paro”.
La gestora cultural Dolores Nazate está consciente de aquello y por eso hizo un llamado a la gente de la capital para que done alimentos no perecibles. A las 15:30 de ayer se dirigía a Cutuglagua -donde se reúne la gente para entrar a Quito- con 250 tarrinas con arroz relleno. Ella junto con más ‘compañeras’ cocinaron anteayer.

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