MINISTRO DE SALUD CONSIDERA QUE VARIANTE DE COVID-19 BRASILEÑA EN POCO TIEMPO SERÁ DE TRANSMISIÓN COMUNITARIA Y LA QUE LE PREOCUPA ES LA CEPA SUDAFRICANA QUE TODAVÍA NO HA SIDO DETECTADA EN EL PAÍS.

Las autoridades de Salud en Manabí aún están a la espera del pronunciamiento oficial del Inspi, organismo que debe validar o negar la muestra tomada a una paciente de este cantón, aunque ya el Instituto de Microbiología de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) confirmó la presencia de la variante P1, originaria de Brasil, en una prueba proveniente de Portoviejo.

Sixto Ibáñez, coordinador zonal 4 del Ministerio de Salud Pública, pidió calma a la ciudadanía y señaló que hasta ahora no se ha confirmado que la paciente sea portadora del virus.

Sin embargo, tomando los protocolos establecidos, se sugirió realizar el cerco epidemiológico en un radio de un kilómetro cuadrado de la residencia de la mujer, que se estima es en una parroquia urbana de la capital manabita, y a quien —según el funcionario anunció este lunes 19— se le tomó la prueba hace ocho días.

“Un cerco epidemiológico alrededor de la familia, mil metros alrededor de ello, y hasta el momento que la persona que es el caso índice de este grupo familiar, se estableció que es un miembro que viene de cadena de contagios en la familia, algunos han requerido hospitalización pero han salido; en este grupo familiar no ha existido fallecimiento de ninguno de sus miembros y de momento la condición de esta persona, que ha sido señalada como un probable caso de esta variante, se encuentra en una condición estable, ni siquiera ha requerido de ingreso hospitalario”, declaró Ibáñez.

Por su parte, el ministro de Salud, Camilo Salinas, dijo este lunes en una entrevista a radio Sucesos de Quito que el caso de Portoviejo estaba confirmado, e incluso agregó que, en vista también de los dos casos de Loja, sería complicado contener la variante brasileña del COVID-19.

La que apareció ahora (P1, originaria de Brasil) y que realmente va a ser muy complicado de contenerla —yo hablo más como epidemiólogo y salubrista, realmente va a ser difícil contenerla— es la brasileña. Por lo tanto, ahora es importante que la ciudadanía conozca que esto existe y que realmente en poco tiempo será también comunitaria y que va a ser complicado que no salga del cerco (epidemiológico) que tenemos, porque realmente el tiempo de exposición de pacientes, más los exámenes realizados, más las complicaciones en los lugares donde han estado tanto los dos pacientes de Loja y el caso de Portoviejo en la provincia de Manabí, va a ser complicado contener”, declaró Salinas.

Previamente, Salinas dijo que desde hace varias semanas en Ecuador ya circulan de manera comunitaria variantes de Reino Unido (B.1.1.7) y Nueva York (B.1.526). No obstante, la autoridad expresó su preocupación por la alta transmibilidad de la brasileña y por la sudafricana (B.1.351), que aún no ha sido detectada en el país, ya que esta última reduciría la efectividad de las vacunas, según estudios.

“… ¿Por qué le digo que me preocupa si es que esta variante (sudafricana) ingresa al Ecuador? Es porque esta variante reduce hasta el 10% y 15% la efectividad y seguridad de las vacunas…”, señaló, y agregó que se espera en los próximos días el endurecimiento de medidas para extremar los cuidados sanitarios ante la situación sanitaria.

Cerco en Manabí

Ángel Parrales, encargado del área de vigilancia de salud de la coordinación zonal 4 del MSP, señaló que, hasta que no se obtenga la certificación del Inspi, a cada una de las más de 400 personas que se encuentran en el cerco epidemiológico tras la sospecha de la existencia de un caso de la cepa brasileña del COVID-19 se les hace una constante revisión, tratamiento y, de ser necesario, se hospitalizan en los sanatorios.

En Manabí también preocupa el incremento de decesos a causa del COVID-19. De acuerdo a Parrales, hasta febrero el número diario de fallecidos a causa de la pandemia era de 10 decesos diarios, pero actualmente la cifra de fallecidos cada 24 horas fluctúa entre los 20 y 24.

Además se plantea la posibilidad de aumentar más camas en UCI para pacientes de COVID-19 en hospitales manabitas. Sin embargo, el problema es que no hay más intensivistas en el país; según Ibáñez, personal médico que colabora pese a no ser galeno intensivista requiere una rotación, descanso, porque incluso algunos ya comienzan a padecer el síndrome de desgaste profesional, una etapa de agotamiento mental, emocional y físico como resultado de la exigente labor.

“También, personal sanitario comienza a tener síndromes depresivos severos a causa de la situación que le ha tocado vivir, de ver tantos familiares, amigos, colegas que han fallecido en UCI de COVID-19, y por eso ya hemos propuesto un plan de contingencia para tratamiento de salud mental de nuestros colegas”, declaró Ibáñez.

Hasta este lunes 19, en Manabí más de 3.000 personas habían fallecido, entre confirmados y probables a causa de la pandemia, que desde su inicio en marzo de 2020 ha generado el contagio de 27.571 personas.

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