Más espacios surgen para la venta de los monigotes

Luego de las fiestas por Navidad, el interés se centra en la despedida del año con la tradicional quema de monigotes, y aunque el Municipio solo avala la venta de años viejos en la calle 6 de Marzo, en el centro de Guayaquil, los muñecos multicolores pintan las calles o más bien las veredas, acumulados por los artesanos.

En Mucho Lote, Bastión Popular, La Florida, Bellavista, Sauces, La Pradera, Urdesa, suburbio, Guasmos, en la vía interna del Albán Borja, los comerciantes ofrecen monigotes alusivos a populares personales, para obtener un ingreso extra para fin de año.

En Portete y la 34, en el suburbio, Luisa Cedeño, de 25 años, ayuda a su familia a dar forma a los muñecos de papel. Comenta que aquel trabajo artesanal lo aprendió de su abuelita. “Además de hacer monigotes, el resto del año nos dedicamos al pequeño bazar que tiene mi mamá”, dice Cedeño, quien ofrece monigotes pequeños a $ 5. Comenta que con esa labor sus ingresos alcanzan los $ 500 y $ 600.

“Eso es lo que nos hacemos porque aquí hay mucha gente, mucha competencia”, sostiene la mujer.

Wilson Fajardo, de 55 años, es uno de los que ayudan en la elaboración de las monigotes en el negocio de Luisa Cedeño. Él lleva 40 años como artesano y manifiesta que esta es básicamente a la única actividad que se dedica para sobrevivir.

En la esquina de Portete y la 28, Luis Lozano, de 41 años, exhibe a Spiderman, Mario Bros, Chuqui, entre otros.

Lozano menciona que supuestamente ante la falta de empleo, desde hace once años se ha dedicado a la confección de monigotes, que arma y pinta junto con su esposa y dos hijos. “Solía ser chofer, trabajaba en empresa, pero la necesidad a la fuerza me hizo aprender y me ha ido bien. Uno invierte $ 500 y saca $ 1.500”, destaca.

La exhibición de monigotes se replica en Bellavista y la zona del Albán Borja, donde artesanos pernoctan bajo sol y lluvia. Ángel Zambrano, con 10 años en el sector de Bellavista, cree que la competencia motiva la baja de precios de los monigotes que vende desde $ 10 hasta $ 35, entre pequeños y medianos. “La gente no quiere pagar tanto, no se dan cuenta del sacrificio”, expresa.

Ciudadanos que visitan el Albán Borja no pierden la oportunidad de preguntar precios. María Vargas acepta el “regateo” de los cien monigotes que fabrica desde mayo.

En La Pradera, en el sur, hace tres años, Kathy Gavilánez se sumó a los vendedores. “Los compro en la Trinitaria y me gano de $ 2 a $ 8 por año viejo”, comenta.

 

Fuente: www.eluniverso.com

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