Los iraquíes piden caras nuevas en política

Muchos votantes iraquíes, tanto sunitas como chiitas, confían en que las elecciones de este sábado acaben con los «tiburones de la corrupción» y permitan la entrada en política de caras nuevas tras 15 años sin cambios.

«Desde hace tres legislaturas, los corruptos interpretan la misma comedia para mantener el control sobre el país, ahora expulsarlos es un deber nacional», asegura Ahlam Hamza, una profesora de 30 años de Hilla, en la provincia de Babil, al sur de Bagdad.

Ahlam y los demás reprochan a los diputados salientes su mala costumbre -dicen- de confundir su bolsillo con las arcas del Estado en un país considerado el 12º más corrupto del mundo.

Taher Mahmud, un jubilado de 56 años, votó en Basora, la provincia chiita más rica en petróleo y la única abierta al mar. En esta región, las infraestructuras están destrozadas cuando no brillan por su ausencia. En cuanto al crudo, los habitantes aseguran que lo único que perciben es la contaminación y no el dinero que genera.

Un miembro de las fuerzas de seguridad iraquíes apostado delante de un colegio electoral de la ciudad iraquí de Mosul, el 12 de mayo de 2018

«No vamos a dejar a los corruptos seguir en el poder porque no trabajan por el bien común sino por el suyo propio y el de sus partidos», denuncia Taher Mahmoud. «El pueblo tiene que despertarse y votar por gente mejor», opina a la salida de un colegio electoral.

La semana pasada, el representante del gran ayatolá Ali Sistani, principal autoridad religiosa chiita de Irak, hizo un llamamiento al cambio en su sermón del viernes, pidiendo que los iraquíes voten «en conciencia» para echar «a los corruptos e incapaces».

Muchos de los candidatos son nuevos, aunque menos de la mayoría, según un responsable de la comisión electoral. De todos modos ¿cómo elegir caras nuevas cuando el sistema proporcional garantiza la elección de los cabeza de lista?

– ‘Para enriquecerse’ –

«Los tiburones de la corrupción siguen asfixiándonos volviendo como cabezas de lista», lamenta Ahmed Naser, un jubilado de 65 años en Hilla. «Pero nosotros queremos cambio porque estos no nos aportaron nada más que corrupción y caos».

Un policía iraquí delante de carteles electorales en Mosul, Irak, el 11 de mayo de 2018

Además de elegir una lista, los votantes seleccionan a un candidato, pero los nuevos rostros suelen estar al final y las posibilidades de que sean elegidos son escasas.

Lo que no impide a Abdalá al Obeidi, en la ciudad multiétnica de Kirkuk, al norte de Bagdad, «elegir a un nuevo candidato». «Lo hice porque estoy harto» de los de antes, afirma este votante de 55 años a la AFP.

«Queremos a alguien que sea honesto con nosotros, no a alguien que esté sólo ahí para aumentar su riqueza personal», acusa Omar al Dulaimi, un desempleado de 27 años, que vota en la provincia sunita de Anbar, de donde el grupo yihadista Estado Islámico (EI) fue expulsado a finales de 2017.

Um Zineb, un ama de casa de 45 años que vota en Bagdad, sólo pide una cosa: «diputados competentes para servir al país, ya sean comunistas, religiosos, laicos, lo más importante es que se preocupen por el país y por el pueblo».

Fuente: AFP

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