LAS PERSONAS CON HIPERACTIVIDAD MULTIPLICAN POR OCHO EL RIESGO DE CONSUMIR CANNABIS.

Un estudio internacional liderado por el hospital Vall d’Hebron de Barcelona constata la correlación genética entre este trastorno y la probabilidad de abusar de esta sustancia.

Las personas con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) tienen una predisposición genética al consumo —y abuso— del cannabis. Así lo ha constatado un estudio internacional liderado por el hospital Vall d’Hebron de Barcelona después de analizar el genoma de más de 85.000 personas. Los investigadores concluyeron que las personas con esta afección del neurodesarrollo multiplican por ocho el riesgo de consumir cannabis a lo largo de la vida. El estudio encontró cuatro regiones genéticas compartidas entre el TDAH y el consumo de esta sustancia.

La experiencia en la consulta ya apuntaba por dónde iban los tiros, pero faltaba un estudio científico riguroso que constatase lo que ya hace tiempo que se encontraban los psiquiatras en las visitas. «Veíamos que los pacientes con TDAH consumían más cannabis que la población general. El 40% tenía adicción al cannabis y en la población general sobre un 13%. Lo que no sabíamos era qué factores implicaban este alto riesgo», explica el doctor Josep Antoni Ramos Quiroga, jefe de Psiquiatría de Vall d’Hebron. El TDAH afecta al 5% de la población en la infancia y se mantiene en la mitad de los pacientes adultos. Se caracteriza por  la falta de atención, desorganización, impulsividad e hiperactividad, e implica bajo rendimiento académico, dificultad en las relaciones sociales y abuso de drogas, entre otros problemas conductuales.

Partiendo de la premisa —validada por otros estudios científicos— de que el 75% del TDAH y alrededor del 40% del consumo de cannabis tiene una explicación genética, los investigadores analizaron el genoma de unas 85.000 personas para encontrar las variantes genéticas compartidas y la causalidad, a partir de estudios matemáticos y estadísticos, entre el trastorno mental y el consumo de esta sustancia. «Hay cierto solapamiento genético, alrededor de un 30%, entre el TDAH y el consumo de cannabis. Son variantes genéticas, cambios de nucleótidos simples, que confieren un mayor riesgo, una predisposición», explica la doctora Marta Ribasés, investigadora principal del grupo de Psiquiatría, Salud Mental y Adicciones del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR).

Los cambios encontrados se producen en genes que están relacionados con la formación de neuronas. «Estamos hablando de muchísimas variables genéticas en distintas zonas que participan en la formación del cerebro. Modulan el cerebro y los hacen más vulnerables», explica Ramos Quiroga. El psiquiatra desconoce, no obstante, la profundidad de esos cambios. «Tenemos que ver si estas diferencias genéticas implican cambios en la estructura cerebral», admite.

En cualquier caso, este estudio, que ha sido publicado en la revista científica Molecular Psychiatry, abre la puerta a modificar la práctica clínica para reforzar la prevención en drogodependencias. «Los pacientes con TDAH tienen más prevalencia de consumo y empiezan antes, a los 12 años. Nosotros no podemos hacer prevención a los 14 o 15 años. No tiene sentido. Hay que empezar a los nueve», apunta Ramos Quiroga. Además, insisten los investigadores, este estudio también servirá para mejorar la detección precoz y ayudará a las familias a entender por qué sus hijos con TDAH consumen cannabis.

Cannabis y esquizofrenia

Esta no es la primera vez que se constatan los vínculos genéticos entre un trastorno mental y la predisposición al consumo de cannabis. Precisamente, Vall d’Hebron participó en otro estudio internacional con 184.765 pacientes que reveló que el 24% de la base genética que predispone a consumir cannabis es compartida con la base genética de la esquizofrenia.

Asimismo, los lazos genéticos también se cruzan entre sí entre los propios trastornos mentales. En el marco de un consorcio internacional, centenares de científicos de todo el mundo analizaron las bases genéticas de 25 trastornos cerebrales (psiquiátricos y neurológicos) a partir del estudio del genoma de 215.683 pacientes y 657.164 individuos control. El resultado fue, entre otras conclusiones, que la esquizofrenia, el trastorno bipolar, la depresión mayor y el TDAH, comparten entre ellos alrededor de un 40% de base genética común.

«Hay ese artículo del consorcio internacional y ahora se está intentando relacionar con las adicciones. Intentamos validar nuestras hipótesis. Qué funciones tienen estos genes más allá de las que están descritas, en predicciones genéticas para personalizar los tratamientos…», señala Ramos Quiroga. El hospital también está inmerso en un estudio con 3.000 pacientes del centro para explorar la relación genética entre el TDAH y otras drogas, como la cocaína.

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