LA ONU AFIRMA QUE EL ASESINATO DE KHASHOGGI FUE PLANIFICADO Y PERPETRADO POR FUNCIONARIOS SAUDÍES.

La relatora de Naciones Unidas Agnes Callamard afirma que el periodista saudí fue «víctima de un asesinato brutal».

La relatora de la ONU que investiga la muerte del periodista saudí Jamal Khashoggi ha afirmado este jueves que tiene “pruebas” de que fue “víctima de un asesinato brutal y premeditado, planeado y perpetrado por funcionarios del Estado de Arabia Saudí”. En sus conclusiones preliminares tras haber visitado Estambul al frente de un equipo de tres expertos forenses, Agnès Callamard se queja además de la falta de cooperación de las autoridades de Riad que se han amparado en la inmunidad diplomática para buscar la impunidad.

“Se trata de la violación más grave del derecho más fundamental de todos, el derecho a la vida”, concluye Callamard, en un adelanto del informe que tiene previsto presentar el próximo junio. Durante su estancia en Estambul, su equipo ha tenido acceso a parte del “escalofriante y horroroso material de audio” obtenida por los servicios de espionaje turcos.

De acuerdo con algunas filtraciones, en la grabación se oye el forcejeo de Khashoggi con los agentes que acudieron a matarle, sus momentos finales cuando implora que le dejen respirar, y los comentarios que hacen antes de empezar a desmembrar su cadáver. Cuatro meses después del asesinato, aún no se ha encontrado el cuerpo.

Callamard anunció el pasado 24 de enero su decisión de viajar a Turquía para investigar el caso Khashoggi. Como relatora para las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, la politóloga francesa tiene un mandato global para aclarar ese tipo crímenes y reporta directamente a la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.

Al término de su visita de una semana, Callamard dice que los responsables saudíes han “socavado gravemente” y retrasado los esfuerzos de Turquía para investigar el asesinato de Khashoggi en su consulado de Estambul el pasado 2 de octubre. La relatora, que también ha solicitado una visita oficial a Arabia Saudí, se declara preocupada por la justicia del proceso iniciado contra los 11 acusados en ese país de haber matado al periodista. El fiscal pide la pena de muerte para cinco de ellos.

Khashoggi, un periodista crítico que se había exiliado en EE. UU. un año antes y era colaborador habitual del diario Washington Post, acudió a la legación diplomática saudí en Estambul para obtener un certificado de divorcio que le permitiera casarse con su novia turca y ya no salió. A partir de ahí, Riad cambió varias veces de versión. Primero aseguró que el periodista había dejado el consulado por su propio pie, pero, después de tres semanas de presión por el goteo de informaciones desde Turquía, acabó admitiendo la muerte.

Todavía pasaron varios días más antes de que el fiscal reconociera que se había tratado de un asesinato premeditado. Desde entonces, todos sus esfuerzos se han centrado en atribuir la responsabilidad de la operación a un grupo de funcionarios que se excedió en su cometido, con el objetivo de evitar que el caso salpicara al príncipe Mohamed Bin Salmán, heredero e hijo del rey y gobernante de facto del Reino del Desierto.

Nada más conocerse las identidades de los miembros del equipo que perpetró el asesinato, las sospechas recayeron sobre el poderoso príncipe. Dos de los principales responsables eran asesores y confidentes suyos. Quienes les conocen encuentran altamente improbable que hayan actuado por su cuenta. También la CIA ha concluido que fue el propio heredero quien dio la orden de matar a Khashoggi.

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