KIM JONG-UN Y DONALD TRUMP, OPTIMISTAS EN EL COMIENZO DE SU SEGUNDA CUMBRE DE DESNUCLEARIZACIÓN.

“Tengo confianza en que habrá un buen resultado”, ha declarado el líder norcoreano al saludar al estadounidense.

La segunda cumbre para hablar de desnuclearización entre el presidente de EE UU, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, ha comenzado en Hanói, entre apretones de mano y sonrisas. En una breve comparecencia ante los medios antes de una conversación en privado y una cena con sus respectivas delegaciones, el presidente estadounidense ha alabado los “muchos progresos” obtenidos desde que se vieron las caras en su primera reunión, hace ocho meses en Singapur. Y el norcoreano ha expresado su confianza en que el nuevo encuentro arrojará “resultados”.

Washington exige que Pyongyang renuncie a su arsenal nuclear a cambio de un levantamiento de las sanciones pero desde el encuentro de Singapur no ha habido progresos concretos. Trump ha descrito la relación entre ambos como de “enamorados”. En esta nueva edición, en el Hotel Metropole de Hanói —una venerable institución de la capital vietnamita—, el ambiente era, cuando menos, distendido.

Frente a media docena de banderas de los dos países, y como hicieron en Singapur, los dos líderes entraron uno por cada lado y se saludaron en el centro, entre sonrisas. Trump, con su mejor pose de promotor inmobiliario; Kim, con un lenguaje corporal más envarado ante las cámaras.

Tras los primeros saludos, y ya con la asistencia de las traductoras, los mandatarios tomaron asiento y mantuvieron una breve conversación ante la prensa. El presidente estadounidense reiteró el mensaje que ha enviado hacia Pyongyang a lo largo de estos meses: que si accede a prescindir de su armamento nuclear, la economía de Corea del Norte “tiene un potencial tremendo” para desarrollarse.

Por su parte, el líder norcoreano, en términos similares a los que empleó en Singapur, afirmó que “hemos tenido que superar muchos obstáculos para llegar hasta aquí”. Pero, insistió, “tengo confianza en que habrá resultados, y haré cuando esté en mi mano para conseguirlo”.

La primera reunión en Singapur, el único encuentro hasta ahora entre líderes de EE UU y Corea del Norte, se había saldado con una vaga declaración de intenciones. Desde entonces, apenas se han producido progresos en las conversaciones, debido principalmente a las grandes diferencias entre las dos partes sobre lo que significa “desnuclearización”. Para Washington, implica que Corea del Norte se deshaga de su arsenal de manera completa y verificable. Para Pyongyang, que desaparezca el paraguas nuclear estadounidense que protege a Corea del Sur y amenaza al Norte.

Aunque esta cumbre comienza con pocas expectativas de que se logren avances profundos, sí se espera que se anuncien medidas concretas, entre las que podría encontrarse un acuerdo para declarar el fin formal de la guerra de Corea (1950-1953), técnicamente solo detenida hasta ahora por un armisticio.

Además de ese acuerdo, Corea del Norte reclama una relajación del régimen de sanciones internacionales impuestas contra ella. A cambio, Estados Unidos aspira a que en esta cumbre acceda a desmantelar su centro nuclear de Yongbyon.

Los dos líderes iniciarán sus negociaciones a lo largo de la cena, de carácter informal, y continuarán durante el jueves. El presidente estadounidense tiene previsto abandonar Vietnam a finales de la tarde; Kim continuará su estancia en este país con una visita de Estado.

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