ISRAEL Y HEZBOLÁ INTERCAMBIAN MISILES Y BOMBARDEOS EN LA FRONTERA LIBANESA.

La escalada se produce tras un ataque con cohetes antitanque a una base militar israelí.

Israel y Hezbolá, que libraron una contienda a gran escala en 2006, han bordeado peligrosamente la guerra este domingo con el enfrentamiento armado más grave en cuatro años en una de las fronteras más tensas de Oriente Próximo. La milicia chií aliada de Irán atacó con cohetes antitanque una base en Avivim, localidad fronteriza de la Alta Galilea. Los proyectiles destruyeron un vehículo militar sin causar bajas, según un portavoz de las Fuerzas Armadas.  Los bombardeos de la aviación y la artillería israelíes golpearon posiciones de la milicia libanesa en Marun al Ras y localidades cercanas, donde impactaron más decenas de cohetes y bombas de fragmentación.

El Ejército israelí confirmó que «entre dos y tres misiles» habían alcanzado “algunos objetivos” en el acuartelamiento de próximo a Avivim, entre ellos una ambulancia militar, y dio por terminado el “incidente táctico” tres horas después de que comenzara. Hezbolá había asegurado en un comunicado que a las 16.15 (una hora menos en la España peninsular) sus fuerzas “alcanzaron de lleno un vehículo blindado cerca de Avivim y sus ocupantes resultaron muertos o heridos”.

Los habitantes de las poblaciones israelíes fronterizas recibieron la orden de trasladarse a los refugios antibombardeo. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, se reunió con los responsables de la seguridad nacional y advertido de que Líbano iba a pagar “un alto precio” por el ataque de Hezbolá. Después de informar de que sus tropas no habían sufrido “ni un rasguño” y habían respondido con un centenar de disparos de artillería y bombardeos aéreos, el jefe del Gobierno hebreo anunció que “los próximos pasos se decidirán en función de los acontecimientos”.

Ante las amenazas lanzadas contra Israel por el líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, Netanyahu había advertido de que haría responsable al Ejecutivo libanés y al Ejército del país vecino de todas las agresiones protagonizadas por Hezbolá. Nasralá dijo el sábado que Israel iba a tener que «pagar el precio» por lo ocurrido en Líbano y Siria.

Hace una semana, Israel mató a dos milicianos de Hezbolá en un bombardeo en una población del suroeste de Damasco para desbaratar un eventual ataque con drones suicidas iraníes contra  los Altos del Golán, territorio ocupado por Israel desde 1967. Poco después, dos aviones no tripulados cargados con explosivos causaron daños en un barrio del sur de Beirut, frente a unas oficinas del partido-milicia proiraní, en una acción atribuida a Israel por el Ejército de Líbano.

El primer ministro libanés, Saad Hariri, pidió a Estados Unidos y Francia que intervinieran para detener la escalada bélica en la frontera con Israel. Ambos países vecinos están formalmente en guerra desde hace décadas. Además de traspasar con frecuencia las fronteras libanesas, el Ejército israelí ocupó parte del territorio libanés desde 1982 hasta 2000.

La Fuerza Interina de Naciones Unidas para Líbano (FINUL), de interposición en la frontera líbano-isarelí, elevó el nivel de vigilancia desde hace una semana. Más de 10.000 cascos azules, entre ellos 600 militares españoles, participan en el despliegue de Naciones Unidas —reforzado tras la guerra de 2006—, que se cobró la vida de 1.300 libaneses y de 165 israelíes en 33 días de combates.

El cruce de ataques en la frontera se produce tras una escalada de incidentes entre Israel y Líbano, Un dron israelí había provocado un incendio en territorio libanés en la mañana del domingo, aparentemente para despejar una zona de matorrales donde se ocultaban milicianos de Hezbolá. El Ejército israelí reconoció que sus aparatos no tripulados habían sobrevolado la zona. El Ejército libanés disparó el pasado miércoles contra drones israelíes que habían irrumpido en el espacio aéreo de Líbano.

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