ESTADOS UNIDOS LLAMA A SUS ALIADOS AMERICANOS A CONGELAR LOS ACTIVOS PETROLEROS DE VENEZUELA.

Pence insiste en Bogotá en que no descarta ninguna opción para desalojar a Maduro, mientras el Grupo de Lima aumenta la presión diplomática.

Acelerar la asfixia económica de la cúpula chavista. Este es el próximo paso de Estados Unidos y sus aliados en el continente para desalojar a Nicolás Madurodel poder y poner en marcha el plan de transición de Juan Guaidó. La Administración de Donald Trump llamó este lunes a los países del Grupo de Limareunidos en Bogotá a congelar los activos de Pdvsa, la petrolera estatal de Venezuela, y transferirlos a la Asamblea Nacional, controlada por la oposición al régimen y principal impulsora de este proceso. Así lo pidió el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, tras reunirse con el propio Guaidó dos días después del intento frustrado de introducir cargamentos de medicinas y alimentos en el país sudamericano.

«Ha llegado el momento de que hagamos más», afirmó el número dos de la Casa Blanca. «Instamos a todas las naciones aquí reunidas a congelar de inmediato los activos de Pdvsa». Le escuchaban el mandatario colombiano, Iván Duque; los de Panamá y Guatemala, Juan Carlos Varela y Jimmy Morales, respectivamente; el vicepresidente de Brasil, Hamilton Mourao, y otros representantes del grupo de países americanos. El Gobierno de Trump anunció también nuevas sanciones contra los gobernadores chavistas de cuatro Estados venezolanos, a quienes incluyó en la lista negra del Tesoro. Se trata de Ramón Alonso Carrizalez Rengifo (Apure), Jorge Luis García Carneiro (Vargas), Rafael Alejandro Lacava Evangelista (Carabobo) y Omar José Prieto Fernández (Zulia), que ya no tendrán acceso a sus cuentas y bienes en EE UU. También sufrirán limitaciones para viajar a EE UU.

«El presidente Trump me pidió que estuviera aquí para transmitir un mensaje simple a usted y el pueblo venezolano: estamos con ustedes, estamos con ustedes cien por ciento», señaló Pence dirigiéndose a Guaidó. «Seguiremos apoyándolos hasta que la democracia y la libertad sean restauradas», añadió al tiempo que invocaba al propio Trump al asegurar que “no hay vuelta atrás”. Para el vicepresidente de EE UU, el primer país en reconocer a Guaidó como presidente legítimo hace un mes, ha sido «totalmente inadmisible que Maduro bloqueara cientos de toneladas de asistencia para que no llegaran a personas que las necesitaban en Venezuela». El heredero de Hugo Chávez, acusó Pence, «literalmente bailó mientras que los camiones con alimentos y medicinas eran incendiados».

El vicepresidente estadounidense anunció, además, 56 millones de dólares adicionales en asistencia para sus aliados en la región con el propósito de atender lo que consideran en Washington una crisis regional en toda regla. Y prometió que EE UU continuará ejerciendo presión diplomática y económica sobre la cúpula del chavista, aunque no despejó las dudas sobre una intervención militar, sugerida el pasado sábado por el propio Guaidó. «Esperamos una transición pacífica a la democracia en Venezuela, pero, como ha dicho Trump, todas las opciones están encima de la mesa», afirmó. Al mismo tiempo, los miembros del Grupo de Lima se mostraron proclives a explotar el cerco diplomático y económico, dejando al margen la hipótesis de una intervención. «Para nosotros la opción militar nunca fue una opción, Brasil siempre aboga [por] las soluciones pacíficas de cualquier problema que ocurra en los países vecinos. Abogamos por la no intervención, por tanto, continuaremos con la presión diplomática, política, económica para que se llegue a una solución en Venezuela y el régimen del señor Maduro se vaya», afirmó, por ejemplo, el segundo de abordo de Jair Bolsonaro, Hamilton Mourão.

Guaidó pidió un minuto de silencio por la «masacre» del sábado contra el pueblo venezolano y advirtió que los «usurpadores» que detentan el poder en su país «amenazan la estabilidad del continente». El líder de la Asamblea Nacional remarcó que no hay un dilema entre guerra y paz, ni entre derecha e izquierda, sino entre democracia y dictadura, frente a un régimen que no ha tenido de otra que recurrir a su «última línea de defensa» —presos, colectivos armados y grupos paramilitares— porque ya no cuenta con lealtades sólidas en las fuerzas armadas. «Esto un problema de libertades y derechos fundamentales en un país».

«La situación que vive Venezuela no es un dilema entre guerra y paz», remarcó el presidente colombiano, Iván Duque, al afirmar que la decisión tiene que ver con elegir entre «tiranía o el triunfo de la democracia». En la visión del mandatario anfitrión, «hace una año la dictadura se sentía fortalecida», pero gracias al trabajo del Grupo de Lima y los países del hemisferio «el camino de la reconstrucción institucional ha aislado al dictador», en lo que consideró «el cerco diplomático más efectivo que se conozca en el hemisferio». La reunión del bloque, una alianza de 13 Estados latinoamericanos y Canadá creada en 2017 para promover una salida a la crisis venezolana, «tiene que servir para que el cerco sea más poderoso, más efectivo».

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