EN NUESTRO PAÍS YA SE USAN MEDICINAS A BASE DE CANNABIS.

En Ecuador no se consiguen en una farmacia. Tampoco los médicos -que prescriben aceites, cremas y tinturas madre a base de cannabis- no quieren exponerse y prefieren el anonimato.
Esto porque el uso terapéutico de estos compuestos no está permitido. Pero la discusión en torno a ‘abrir esa puerta’ está otra vez vigente. El miércoles de la semana pasada, la Mesa de Salud del Legislativo aprobó el capítulo sobre medicamentos que contienen sustancias estupefacientes y psicotrópicas. Es parte del libro 2 (son tres en total) del Proyecto de Código Orgánico de Salud (COS) y por ello estará incluido en el segundo debate en el Pleno. El primero ocurrió en mayo 2017.
En el articulado, que pasó el filtro de la mayoría de legisladores de la comisión, se dice que el Ministerio de Salud autorizará a los galenos a recetar medicamentos que contengan sustancias sujetas a fiscalización, incluyendo cannabis. Y determinarán qué enfermedades se tratarán con ellos. Además, esa Cartera autorizará a los establecimientos para dispensar y vender los compuestos.
En el país, la legislación va detrás de la realidad, pues desde hace unos 20 años los pacientes consiguen, de modo clandestino, pomadas, aceites y tinturas madre, etc. Pedro (nombre protegido) pide ser “invisible” en esta nota. Pero cuenta que él y sus compañeros vienen a ser como las ‘farmacias’, porque a través de ellos los interesados consiguen lo que prescriben neurólogos, oncólogos, traumatólogos y naturópatas, que son parte de una gran cadena. Se producen ya en el país, responde, con materia prima que les traen del extranjero.
Ellos creen en la eficacia del cannabis contra el dolor crónico por artritis, fibromialgia, vitiligo y otros males que requieren desinflamantes. También, que puede ayudar a quienes sufren enfermedades como cáncer. Pero no hay investigaciones que lo certifiquen. En esa línea, Omar Vacas, investigador de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), dice que Ecuador avanza como lo hicieron Uruguay, Chile, Perú y Colombia, para aprobar el uso medicinal del cannabis. “Ese proceso es necesario, pero apresurado”, señala, por falta de estudios.

En el país, detalla, hay 3 200 plantas medicinales nativas e introducidas en Ecuador, una de ellas el cannabis, que se pueden combinar con otras.

Medicinas a base de cannabis ya se usan, aunque falta la ley

Melly Valbuena, de 51 años, relata que sentía como si los huesos de la columna vertebral se le fueran a romper, tras un agresivo cáncer de mama que le detectaron en el 2012. Sufrió metástasis en el páncreas, el hígado, los huesos y la columna.
El dolor era insoportable y buscó alternativas. En el 2015 su esposo pidió ayuda en redes sociales y varias personas se comunicaron. Le dieron la planta y el aceite, que toma dos veces al día. La señora dice que la medicina le generó vómito, ansiedad e insomnio. El aceite la mantiene bien, aunque no se encuentra fácilmente.
Conoce sitios donde un frasco, que le dura un mes, cuesta USD 25. “No fumamos marihuana”, dice en referencia a quienes se oponen a lo refrendado hasta ahora por la Mesa de Salud. Falta aún la aprobación del Pleno y luego del Ejecutivo. Blanca Ugarte, ex-PSC, no apoya a sus colegas de Salud. “El cannabis no cura, es un paliativo para los estragos de una quimioterapia o para atenuar el temblor del párkinson”.
Además, aclara que se opone a una parte del articulado, que establece que la autoridad sanitaria otorgará licencias y regulará la siembra, cultivo, cosecha, industrialización, almacenamiento y dispensación con fines medicinales. “Me opongo a que Ecuador sea un productor”, subraya. El Ministerio de Salud -opina- no debería otorgar los permisos sino el del Interior. Pregunta ¿cómo si no se logra cuidar la frontera norte, la Agencia de Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) vigilará que un sembrío no sea usado con otro fin?.
Gremios en cambio dicen que Ecuador se pondría a tono con el mundo. Víctor Álvarez, presidente del Colegio de Médicos de Pichincha, filial de la Federación Nacional, cree que se pueden “aprovechar tratamientos con derivados de cannabis y ofrecer un modelo legal a pacientes que ya los usan”. Con el marco legal vigente, quien receta esos productos comete una infracción. Álvarez cita lo ocurrido en EE.UU. con el Epidiolex. Se trata del primer medicamento a base de cannabidiol, aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), en junio de este año.
El Epidiolex es para pacientes desde los 2 años, con ataques epilépticos por Dravet y Lennox Gastaut (síndromes). A José Pillajo, arquitecto, le diagnosticaron cáncer de colon hace más de un año. Tres meses atrás, a sus 64 años, dejó de lado la quimioterapia y se trata con aceite cannábico y otras medicinas naturales. Magdalena Cáceres, su esposa, le coloca un par de gotas de aceite debajo de la lengua, todos los días. Es parte de su tratamiento natural con vitaminas. Otros pacientes le aconsejaron ir al Centro de Medicina Alternativa Mayu. Allí entre otras cosas le recetan aceite, de 250 miligramos de cannabidiol. Eso le quita el dolor, le desinflama e inhibe el crecimiento de células cancerosas, asegura Julio Vicencio, médico naturópata del centro.
Aunque en el país no se puede certificar eso. Vacas, etnobiólogo de la PUCE, señala que no hay un sustento legal detrás de los investigadores para generar una base que permitiría conocer los tipos de plantas, número de cannabicultores, las propiedades y formas de aplicar el cannabis. No son tratamientos -dice- que pueden funcionar con todos. Cuenta que hay casos de gente con esclerosis tuberosa, múltiple y lateral amiotrófica, que mejoran con cannabis y extractos de uña de gato, por ejemplo.

FUENTE: DIARIO EL COMERCIO.

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