EMMANUEL MACRON ORDENA A LA POLÍCIA ISRAELÍ A SALIR DE IGLESIA FRANCESA EN JERUSALÉN.

El presidente se encara con las fuerzas de seguridad en la Ciudad Vieja, al igual que Chirac en 1996.

Veinticuatro años después que el presidente Jacques Chirac se encarase con las fuerzas de seguridad israelíes que le seguían de cerca durante una visita a la Ciudad Vieja de Jerusalén, su actual sucesor en el Elíseo, Emmanuel Macron, ha ordenado este miércoles con gesto firme a la policía que abandonase una iglesia de titularidad francesa en el recinto amurallado de la Ciudad Santa antes de penetrar en el templo con su séquito.

“Todo el mundo conoce las reglas. Fuera, por favor”, ha espetado en correcto inglés el mandatario galo a los agentes israelíes que se encontraban en el interior del templo de Santa Ana, una iglesia del siglo XII situada en la Vía Dolorosa, considerada como territorio francés en Jerusalén y donde las fuerzas de seguridad israelíes no tienen jurisdicción. El recinto religioso pertenece a Francia desde 1856, cuando fue cedido a Napoleón III por el Imperio Otomano. En la actualidad está registrada a nombre del Gobierno francés junto a otras tres propiedades con estatuto territorial y es administrada por la orden católica de los Padres Blancos o Misioneros de África.

“No me gusta lo que está haciendo frente a mí”, advirtió Macron visiblemente airado a uno de los policías en el atrio de la iglesia. “Váyase fuera, por favor. Nadie tiene por qué provocar a nadie. ¿Entendido?”, agregó el presidente francés, quien agregó a continuación de forma expeditiva ante los agentes: “Vamos a permanecer todos tranquilos. Nosotros tendremos una maravillosa visita y ustedes habrán hecho un buen trabajo”. Finalmente, apostilló: “Pero respeten las reglas que han sido establecidas desde hace siglos. Les puedo asegurar que no van a cambiar conmigo”.

Macron —que se encuentra en Jerusalén para participar en el Quinto Foro Mundial sobre el Holocausto, que congrega a medio centenar de jefes de Estado y de Gobierno— se había reunido pocas horas antes con el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y con el presidente del Estado judío, Reuven Rivlin.

En 1996, el presidente Chirac se encaró de forma tajante con los soldados israelíes que le seguían de cerca durante un recorrido por la Ciudad Vieja de Jerusalén mientras intentaba saludar a residentes locales en el Barrio Musulmán del recinto amurallado. En un gesto de recordada grandeur en Francia, Chirac puso una mano en el hombro de un oficial israelí y le pregunto de modo irónico. “¿Usted quiere que yo me vaya a coger mi avión de vuelta?”.

La Ciudad Vieja, que acoge lugares sagrados del cristianismo, el judaísmo y el islam, se halla en la parte oriental de Jerusalén, que fue ocupada militarmente por Israel en 1967, después de haber permanecido bajo administración de Jordania desde el fin del mandato británico sobre Palestina en 1948. El Estado judío se la anexionó en 1980 en una decisión que apenas cuenta con reconocimiento en la comunidad internacional, partidaria de que el estatuto final de Jerusalén sea fijado en un acuerdo definitivo de paz entre israelíes y palestinos.

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