‘EL REY LEÓN’ ES LA NUEVA APUESTA DE DISNEY EN LA PANTALLA GRANDE.

‘El rey león’ es el último lanzamiento de los grandes estudios que apela a la añoranza como gancho. Este verano ‘Dumbo’ y ‘Aladdin’ ya han recaudado más de 1.100 millones de euros.

El nuevo caballo de Troya de Hollywood se llama nostalgia. Las carteleras de las multisalas rebosan con títulos como El rey león, Aladdin, Men in Black, Toy Story, Detective Pikachu… Una vuelta a los noventa inducida por la nueva arma de destrucción masiva de los grandes estudios: la añoranza de otros tiempos audiovisuales. El estreno hoy de El rey león, en una versión realizada con imágenes creadas digitalmente (las CGI), es otro eslabón en la cadena que está urdiendo de forma económicamente brillante Disney. Como asegura Fausto Fernández, crítico de cine, «Disney, haga lo que haga, engancha al público. Pero en realidad está apelando a los sentimientos de los padres, que tras hartar a sus hijos con el DVD de El rey león y algunos haber visto hasta el musical, arrastrarán a sus vástagos a sentarse ante la fotocopia digital». Porque serán películas para toda la familia, pero quien paga las entradas son los progenitores.

En esa veta dorada han excavado las nuevas Blancanieves, 101 dálmatas, La bella durmiente, Alicia en el país de las maravillas, La cenicienta... Este verano aún están en las salas Dumbo (313 millones de euros de recaudación) y Aladdin (que ha superado los 860 millones de euros) cuando aterriza El rey león y ya se puede ver el tráiler de Mulan. En el futuro, La dama y el vagabundo, Cruella, Maléfica, Lilo y Stich, Merlín, el encantador (dirigida por el español Juan Carlos Fresnadillo)… Y la película en la que Disney tiene puestas sus mayores esperanzas: La sirenita,con la actriz afroamericana Halle Bailey como protagonista y Melissa McCarhy como Úrsula, canciones de Lin-Manuel Miranda y con Javier Bardem, según asegura Variety, negociando en estos momentos su aparición como el rey Tritón.»En el caso de Disney, la jugada va más lejos», analiza Fernández. «Los hijos han compartido la nostalgia de los padres y ahora ven el que se convertirá en su gran referente generacional cuando crezcan. Ellos recordarán El rey león de 2019, y el estudio habrá logrado transmitir la nostalgia para volver al producto dentro de unas décadas. Es el regreso al pasado para sembrar para un futuro».

NO HAY PELÍCULA INTOCABLE PARA UN ‘REMAKE’.

Las redes hoy sirven para amplificar cualquier queja. Y la defensa nostálgica de títulos intocables choca con la realidad histórica de Hollywood. Como apunta el crítico Fausto Fernández: “La gente va a ver una película predispuesta por cómo desean que sea. Por eso luego llegan quejas absurdas sobre, por ejemplo, finales de series. Te gustará o no, pero no pidas que lo cambien a tu gusto. Algunos llegan a rasgarse las vestiduras con remakes de filmes de Alfred Hitchcock. ¡Él, que rehizo en Hollywood todas sus películas británicas”. Y recuerda: “Hollywood siempre ha vivido de los remakes”.

No solo Disney saca rédito a la nostalgia. Playmobil: la película se estrena el 30 de agosto protagonizada, obviamente, por los muñecos Clicks; la pasada semana volvió a los cines La princesa prometida, el clásico de 1987 de Rob Reiner, y Mattel ha dejado en manos de Greta Gerwig, reina del indie, el desarrollo de su filme Barbie, que coescriben en estos momentos Gerwig y Noah Baumbach.

Y las plataformas digitales también se lucran con la nostalgia. «Vivimos el momento más boyante del negocio de la nostalgia», recalca Fernández. «El éxito de la serie Stranger Things en Netflix nace de esa emoción. En esta caso, lleva al espectador a la década de los ochenta». Por esa misma senda ha transitado el interés por el documental Parchís, sobre el grupo infantil que arrasó a inicios de los ochenta, también en Netflix. Como incide el crítico de cine, «en Barcelona hasta tenemos una sala de cine para esta generación, el Phenomena», en cuya cartelera conviven estrenos con la proyección de títulos como, este fin de semana, The Warriors (Los amos de la noche) y Mad Max.

 

Yifei Liu, la nueva Mulan.
Yifei Liu, la nueva Mulan.

Consumismo y añoranza.

Un fenómeno crecido gracias a esta añoranza es Yo fui a EGB, que empezó como un blog “creado de forma lúdica”, según uno de sus dos fundadores, Jorge Díaz, antes de convertirse en una serie de libros y organizar conciertos y exposiciones. “España no es un país más nostálgico que otros, sino que la generación que hemos cumplido ahora los cuarenta lo es”, asegura Díaz. “Desde luego es llamativo lo de este verano, que se basa en los ochenta. Fue una década con una gran explosión consumista, creativa y publicitaria, y por eso somos la primera generación a la que las empresas atacan desde la nostalgia. Hace poco se hizo viral una imagen de una cartelera de cine actual idéntica a otra de los ochenta”. Aunque sabe que irá a ver El rey león por llevar a sus hijos, «esta película pertenece, por su año de estreno [1994] a la añoranza de otra generación». Sí, la millennial.

En esta inmersión en la nostalgia ha habido algunos creadores más listos que otros. Warner y Nintendo han sido muy cuidadosos con el aspecto visual de Detective Pikachu, para que los fans del universo Pokémon no tuvieran quejas. Todo lo contrario que las críticas lacerantes recibidas por Dumbo, o el aluvión de comentarios negativos que siguieron al estreno del tráiler en mayo de Sonic: la película, basada en el videojuego de Sega. Los internautas se mofaron del aspecto del erizo protagonista, ya que se había cambiado su cara, ahora mucho más animal, y se había perdido el toque de videojuego. A las pocas horas, Jeff Fowler, asumió vía Twitter el error: «El mensaje ha sido recibido alto y claro. No estáis contentos con el diseño y queréis cambios. Eso haremos. Todos en Paramount y Sega estamos totalmente volcados en hacer el mejor personaje posible». En el otro extremo vuelve a estar El rey león, que han acreditado en sus títulos al músico Chance the Rapper, fanático del filme original, como «asesor de nostalgia».

Asimov también decía: «En tiempos extraños e impredecibles, nos aferramos, por miedo, al pasado». Y eso vale para cualquier generación.

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