El desamparo de los supervivientes de las inundaciones en Japón

Tomie Takebe mira las ruinas de su casa devastada por las inundaciones en la ciudad japonesa de Kurashiki y se pregunta si algún día volverá a vivir en ese lugar.

Las inundaciones y deslaves provocados por lluvias torrenciales dejaron al menos 156 muertos en Japón y los supervivientes viven en la incertidumbre, sin saber qué será de ellos en sus barrios destrozados.

Takebe, de 67 años, vivía en el barrio de Mabi en Kurashiki, en el sur de Japón. Parte de Mabi quedó anegado por las aguas, que al bajar dejaron una capa de lodo.

«No sé realmente qué decir», afirma mirando lo que queda de su casa de una planta, cubierta de lodo y con todo patas arriba.

«Mi frigorífico… todo está cubierto de fango», dice mientras unos familiares le ayudan a sacar objetos de la vivienda.

Ella va de un lado para otro, buscando la forma de limpiar pero sin agua ni electricidad es misión imposible. No para de darle vueltas a todo. «Quizá vaya a vivir a casa de mi hermana en Osaka», dice. «Pero no estoy segura. Por el momento me concentro en la limpieza. Ya pensaré más tarde en el futuro».

AFP / Martin BUREAU Las calles del barrio de Mabi, en Kurashiki, en el sur de Japón, convertidas en un montón de escombros, el 10 de julio de 2018

Desde el comienzo de la catástrofe en su barrio los vecinos permanecieron en contacto. Hay rumores de saqueo que ellos atribuyen a desconocidos que recorren la zona.

En la carretera principal, un equipo sacó coches aplastados o volcados, y árboles caídos.

Hay zonas atravesadas por arroyos y lodo por todas partes. En una carretera los vendedores de una tienda tiran bebidas estropeadas a una cuneta y cerca de allí un pez de gran tamaño arrastrado por la subida de las aguas se muere bajo un sol abrasador.

– «No soy la única» –

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Una mujer limpia un objeto delante de su casa dañada por las inundaciones, el 10 de julio de 2018 en el barrio de Mabi, en Kurashiki, en el sur de Japón

Hirotoshi Ohta, un obrero de la construcción de 50 años, cuenta que su empresa perdió una decena de camiones y usa la hormigonera que le queda en pie para llevar agua para la limpieza.

Su futuro es una incógnita. «No sabemos qué hacer», confiesa.

Fumiko Inokuchi, de 61 años, busca entre las ruinas de su casa, aferrada a una fotografía de sus hijos en uniforme de béisbol. El sábado ella estaba en casa, su marido se acababa de ir a trabajar, cuando se dio cuenta de que se iba a quedar bloqueada por el agua.

Consiguió salvarse y se refugió en una residencia de la tercera edad en la que quedó con los vecinos hasta el domingo por la mañana. Unos soldados llegaron en barcos y los rescataron del balcón de la primera planta.

AFP / Martin BUREAU
Las lluvias torrenciales y los ríos de lodo dejaron un paisaje desolador en la localidad japonesa de Kurashiki, el 10 de julio de 2018
Fuente: AFP

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