EGIPTO INAUGURA SOBRE EL NILO EL PUENTE SUSPENDIDO MÁS ANCHO DEL MUNDO.

La infraestructura cuenta con seis carriles de tráfico en cada dirección y supera los 67 metros de ancho.

El mariscal egipcio Abdelfatá Al Sisi inauguró el miércoles el último de los macroproyectos que quiere convertir en el sello de su presidencia: un puente suspendido sobre el río Nilo que unirá los barrios del este de El Cairo con la autopista que lleva a la costa mediterránea. En este caso, hablar de una obra récord no es una exageración. Un representante del Libro Guinness certificó sobre el terreno que se trata del puente suspendido más ancho del mundo, pues los 12 carriles de tráfico que alberga, seis en cada dirección, superan los 67 metros. Sus 540 metros de longitud no representan ningún récord, pero resultan también monumentales en una megalópolis con unas cifras de vértigo, desde sus más de 20 millones de habitantes a sus registros de contaminación.

El puente ha sido bautizado con el nombre de Viva Egipto, un eslogan utilizado a menudo por un régimen que ha hecho del nacionalismo egipcio su principal —y casi único— pilar ideológico. De acuerdo con la presentación hecha en la ceremonia inaugural, en su construcción se utilizó aproximadamente un millón de metros cúbicos de cemento y 1.400 kilómetros de tubos de acero distribuidos entre los 160 cables que sostienen la pasarela. La edificación estuvo supervisada por el Ejército, que bajo el régimen de Al Sisi ha expandido de forma notable su participación en la economía del país hasta convertirse en un auténtico emporio.

Panorámica del puente en una captura de vídeo de CGTN Africa.
Panorámica del puente en una captura de vídeo de CGTN Africa.

El puente es la pieza más vistosa de un proyecto más amplio que incluye la construcción de una autopista de 600 kilómetros que conecta el Mar Rojo, a la altura de la ciudad de Zafarana, con la costa mediterránea, lugar de veraneo preferente para la clase media cairota. Uno de los principales objetivos de la obra es descongestionar el tráfico de El Cairo, una ciudad que sufre unos atascos descomunales. Gracias a la flamante pasarela, situada al norte de la capital, los habitantes de los barrios orientales, como Shubra o Heliópolis, no deberán pasar con sus vehículos por el colapsado centro de la ciudad para dirigirse a Alexandria, la segunda mayor ciudad del país, o a los suburbios occidentales.

La construcción del puente ha suscitado una menor polémica en Egipto que otros proyectos faraónicos con los que Al Sisi quiere pasar a la historia, como la ampliación del canal de Suez o la construcción de una nueva capital en mitad del desierto, a unos 45 kilómetros de El Cairo. Esta última obra ha sufrido diversos reveses recientemente que retrasarán su culminación, según informaba esta semana la agencia Reuters.

Varios de los inversores internacionales del grandioso proyecto, la mayoría del golfo Pérsico o China, se han retirado, por lo que el Gobierno egipcio está atravesando serias dificultades para reunir los cerca de 55.000 millones de euros necesarios para financiarlo. Según los planes del Gobierno, la nueva capital albergará 6,5 millones de habitantes, diversos barrios de lujo, y un parque que duplicará en extensión el Central Park de Nueva York y contará con un río artificial.

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