DONALD TRUMP RESPONSABILIZA A LA PRENSA DE LOS PAQUETES BOMBA.

«Esto se ha vuelto tan odioso y malo que no se puede describir con palabras. ¡Los medios deben portarse bien!”, afirma el presidente de EE.UU.

Donald Trump echó este jueves gasolina al fuego y responsabilizó a la prensa de la oleada de paquetes bomba enviados desde el martes a destacados demócratas y personalidades detestadas por la derecha estadounidense —de Hillary Clinton a Barack Obama, pasando por el actor Robert De Niro—. “Una buena parte de la ira que vemos hoy está causada a propósito por las informaciones falsas de los grandes medios a los que yo llamo mentirosos [fake news]. Esto se ha vuelto tan odioso y malo que no se puede describir con palabras. ¡Los medios deben portarse bien!”, escribió a primera hora de la mañana en su cuenta de Twitter.

La última exhortación resultaba desafiante cuando solo el día anterior la sede de la cadena de televisión CNN, en Nueva York, había tenido que desalojarse precipitadamente por el envío de un paquete sospechoso que, según se acabó confirmando, contenía un artefacto casero dirigido al exdirector de la CIA John O. Brennan, colaborador habitual. La CNN es precisamente uno de los principales blancos de la ofensiva de Trump hacia la prensa: la insulta constantemente en las ruedas de prensa y con frecuencia evita responder las preguntas de sus reporteros. La reacción de manual de un político, en una situación así, pasaría por distanciarse totalmente de quienes atacan a la cadena y llamar a la calma. Pero el neoyorquino, que no entiende de manuales ni de códigos políticos, respondió cargando contra los medios de comunicación en su conjunto, uno de sus objetivos predilectos.

Ya la noche anterior, en un mitin en Wisconsin, aunque Trump condenó los hechos y los achacó a “gente malvada”, destacó que la prensa tiene la “responsabilidad” de establecer «un tono civilizado y acabar con la infinita hostilidad y constantes ataques negativos y a menudo ataques e historias falsas». Él mismo dijo al público en varias ocasiones, estaba “intentado ser amable” para rebajar la tensión en un país que parece partido por la mitad y acude a las urnas en menos de dos semanas.

El miércoles había resultado frenético. A primera hora de la mañana se hizo público el envío de un paquete sospechoso había llegado a la casa de Bill y Hillary Clinton en Chappaqua, un pequeño pueblo en el norte de Nueva York. Acto seguido, se supo del dirigido al hogar del expresidente Barack Obama en Washington. Días antes había llegado otro al multimillonario George Soros, importante donante demócrata y de organizaciones de tipo progresista. En total, se habían encontrado siete envíos a diferentes personalidades. Y este jueves por la mañana, se sumaron los paquetes remitidos al actor Robert de Niro y al exvicepresidente Joe Biden. De Niro ha atacado con dureza al magnate republicano en el pasado y Trump, en respuesta, se ha referido al actor como “un individuo con muy bajo coeficiente intelectual”.

Lo que comparten todos estos destinatarios es su marcada oposición a Trump. Y algunos de ellos son los villanos favoritos de la derecha estadounidense, como Hillary Clinton y Soros. El presidente también arremete contra ellos a menudo, lo que en el caso de la excandidata presidencial llama la atención teniendo en cuenta que la derrotó en las elecciones de 2016, ya hace casi dos años. En los mítines de estos días, previos a los comicios legislativos del 6 de noviembre, los acólitos trumpistas siguen entonando el cántico “encarcélenla”, en referencia a Clinton, como hacían en la campaña de las presidenciales, cuando era la rival a batir y clara favorita para llegar a la presidencia según los sondeos.

A Soros, el presidente también lo señaló a primeros de octubre en su cuenta de Twitter, durante las protestas contra la confirmación de Brett Kavanaugh como nuevo juez del Supremo, en medio de acusaciones de abusos sexuales que pesan contra el hoy ya miembro del alto tribunal. Trump aseguró que muchas de los activistas que esos días protestaban en Washington era “profesionales” y que estaban “pagados por Soros”. El poderoso inversor, famoso por sus movimientos especulativos y también por su gran obra filantrópica, es blanco de los ataques de los colectivos ultra en EE UU, muchas veces con mensajes antisemitas por su origen judío.

La policía sigue buscando al responsable o responsables del envío de esos artefactos caseros, metidos en una sobres de apariencia similar entre ellos que los investigadores creen conectados entre sí. No provocaron ningún herido, pero sí constataron la tensión política ha convertido al país en un polvorín a menos de dos semanas vista de las elecciones legislativas del próximo 6 de noviembre.

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