DENUNCIA DE ACOSO SEXUAL SACUDE A UN COLEGIO TRADICIONAL EN BUENOS AIRES.

Cuatro empleados del centro de educación secundaria piden ser trasladados después de que un grupo de alumnas los acusase en público.

Una denuncia de acoso sexual ha provocado un terremoto en el tradicional Colegio Nacional Buenos Aires, la joya de la educación pública argentina. Un grupo de exalumnas denunció el pasado jueves con nombre y apellidos a seis profesores de la centenaria institución por acoso sexual y abuso de poder en un acto celebrado en el Aula Magna. Las estudiantes relataron manoseos, violencia verbal y maltrato por parte de algunos docentes y responsables del colegio durante su discurso de graduación. La escuela ha abierto una investigación y cuatro de los acusados han solicitado en las últimas horas ser traslados a otra dependencia, según ha informado este martes el rector, Gustavo Zorzoli.

«Año 2015. Tenemos 15 o 16 años. Subimos las escaleras para llegar al aula y nos encontramos con este preceptor. Nos ofrece su servicio de masajes, evalúa junto a nuestros compañeros cuál es el mejor culo del año y les comenta ‘cómo se gar…’ a una de nuestras compañeras. También hay besos y manoseos que nos incomodan», dijeron las alumnas frente a autoridades educativas, docentes y padres.

«Suena el timbre otra vez, cambiamos de materia, tenemos matemáticas. Entra este docente y saluda a algunas de nosotras con un beso, nos toca la cintura», continuaron en otro de los fragmentos del texto, firmado por 35 exalumnas. Según las denunciantes, el profesor trataba de modo muy distinto a unas y otras estudiantes. «A sus favoritas nos pide que seamos ‘sus secretarias’ o que le mandemos fotos de nuestras vacaciones por mail. A quienes no le agradamos nos denigra buscando complicidad con nuestros compañeros varones y haciendo comentarios sobre lo pronunciado de cierto escote: ¿Acaso no es evidente que nos vestimos así para provocarlos?», continuaron las tres oradoras su discurso, mientras una veintena de compañeras se ponía de pie y mostraba pancartas con mensajes como «exigimos que nos escuchen» y «son opresores, cómplices y testigos».

«En un principio estábamos hablando entre algunas de nosotras que no teníamos ganas de ir a la entrega de diplomas, hasta que empezamos a pensar en cómo nos gustaría resignificar esa experiencia», contó al portal online Infobae Ema Graña, una de las tres jóvenes que leyeron el discurso. «El planteo era que no queríamos ir a esa ceremonia a sonreír, al lugar donde lo pasamos tan mal. No sé si muchas de nosotras hubiéramos ido si no era para denunciar esto», afirmó sobre el acto de cierre.

La institución informó de que nadie había presentado una denuncia formal por acoso. Las alumnas argumentaron que no lo hicieron porque les faltó el respaldo que necesitaban. «No recibimos la atención que merecen ese tipo de situaciones cuando sos estudiante, sos menor de edad y sos avasallado por una autoridad», declaró otra de las estudiantes.

«Llevaban años sin hacer nada. Salen las pibas a hablar públicamente y reaccionan. Es un cambio de época», ha asegurado el padre de una de las alumnas de esta prestigiosa escuela. Fundado hace 155 años, el colegio depende de la Universidad de Buenos Aires y solo acceden a él los estudiantes más brillantes después de un duro proceso de selección. Después de hacerse pública la denuncia, un grupo de padres y madres escribió una carta en la que expresan su respaldo a las alumnas denunciantes y muestran su indignación porque «las y los jóvenes que ahora egresan [concluyen] hayan debido sufrir este tipo de situaciones, que claramente constituyen abuso de poder y violencia institucional y que, en algunos casos, podrían incluso constituir situaciones de acoso, maltrato, discriminación y misoginia».

Las denunciantes ingresaron en el Nacional Buenos Aires antes de la irrupción masiva del feminismo en la sociedad argentina con movimientos como Ni Una Menos, en 2015; #MeToo contra el acoso en 2017 y la marea verde por el aborto legal este año. El rápido cambio de mentalidad de las más jóvenes va camino de poner fin a la impunidad con que eran perpetrados ciertos abusos y el manto de silencio que los rodeaba.

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