CÁMARAS OCULTAS EN HABITACIONES DE HOTEL GRABARON A 1.600 PERSONAS EN COREA DEL SUR.

Las imágenes se difundían previo pago a través de una página de Internet que contaba con 4.000 miembros.

Cerca de 1.600 personas alojadas en una treintena de hoteles de 10 ciudades de Corea del Sur fueron grabados sin su consentimiento y las imágenes difundidas previo pago en Internet. Dos hombres han sido arrestados y otros dos están siendo investigados por su implicación en los hechos.

Las cámaras con las que se realizaron las grabaciones estaban escondidas en las televisiones, enchufes y soportes para el secador de pelo, según ha publicado CNN citando un comunicado del Departamento de Investigación Cibernética de la Agencia Nacional de Policía. No se han encontrado indicios de que los hoteles fueran cómplices.

Las grabaciones se distribuían a través de una página de Internet que tenía más de 4.000 miembros, 97 de los cuales pagaban una tarifa mensual de cerca de 40 euros para acceder a contenidos especiales adicionales, como la capacidad de reproducir ciertas transmisiones en vivo. Entre noviembre de 2018 y este mes, dijo la policía, el servicio generó ingresos de más de 5.000 euros.

«Hubo un caso similar en el pasado en el que se instalaron cámaras ilegales en hoteles y las imágenes se vieron de forma sistemática, pero esta es la primera vez que la policía ha localizado donde se transmitían los vídeos por Internet», dijo la policía.

Corea del Sur tiene un grave problema con las cámaras espía y la filmación ilegal. En 2017, se denunciaron a la policía más de 6.400 casos de grabaciones ilegales. Cinco años antes, las denuncias fueron alrededor de 2.400. El año pasado, decenas de miles de mujeres salieron a las calles de Seúl y otras ciudades del país para protestar contra la práctica y exigir acciones legales contra los autores bajo el lema Mi vida no es tu porno.

El Gobierno de Seúl lanzó entonces un grupo especial de mujeres inspectoras, que han revisado de forma periódica unos 20.000 baños públicos de la ciudad en busca de cámaras espía. Las voces críticas a la medida señalaron que se trataba de una respuesta superficial a un problema social.
Lee Ji-soo, un especialista en informática que ayuda a las mujeres a limpiar la red de imágenes tomadas sin su consentimiento, declaró a CNN el año pasado que su compañía había visto un aumento en la demanda desde que las protestas llamaron la atención sobre el tema. Sus clientes se sienten agredidas al ser grabadas sin su consentimiento y temen ser reconocidas.
En enero, el copropietario de una página de Internet con contenidos pornográficos, tomados con cámaras ocultas y dispositivos para grabar por debajo de las faldas, fue condenado en Corea del Sur a cuatro años de prisión y al pago de una multa de 1,10 millones de euros.

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