Candidato a presidente catalán promete trabajar «sin descanso» por la independencia

El Parlamento catalán inició este sábado el debate para investir como presidente al editor independentista Quim Torra, que se mostró fiel a su antecesor exiliado Carles Puigdemont y prometió trabajar «sin descanso» para construir una república independiente de España.

Su discurso provocó la reacción inmediata del gobierno español de Mariano Rajoy, que controla directamente la región desde la fallida declaración de independencia del 27 de octubre y el cese del expresidente Puigdemont y su ejecutivo.

En un contundente e inusual comunicado, le reprochó su «discurso frentista», «sectario y divisorio, renunciando a gobernar para el conjunto de los catalanes y alentando las tensiones» y le advirtió que responderá ante «cualquier vulneración» de la ley.

Este editor de 55 años, novel en política, fue designado por Puigdemont para asumir «provisionalmente» la presidencia después de que la justicia y el gobierno bloquearan su reelección por estar en el extranjero.

«Quiero dejar claro que nuestro presidente es Carles Puigdemont», puntualizó apenas empezar su discurso ante la cámara, dejando abierto un retorno del anterior líder si su situación judicial lo permite.

Compañero de filas de Puigdemont en el grupo Juntos por Cataluña, Torra podría ser escogido el lunes por una escueta mayoría si consigue seducir a la facción más radical del independentismo.

– «Construir un Estado independiente» –

Para ello, prometió reanudar el proceso lanzado con el referéndum ilegal del 1 de octubre y la proclamación de una república, parada con la intervención de Rajoy cuando cesó a Puigdemont y disolvió el Parlamento.

La rica región de 7,5 millones de habitantes pasó a estar controlada por Madrid y hasta 25 dirigentes políticos, con Puigdemont al frente, fueron procesados por la justicia por rebelión y otros delitos.

Nueve de ellos fueron encarcelados y otros siete marcharon al extranjero, entre ellos Puigdemont, detenido a finales de marzo en Alemania y pendiente de un proceso de extradición.

Estos antecedentes no amedrentaron a Torra, que prometió «construir un Estado independiente». Una vez se forme gobierno «ya no tendremos ninguna excusa para no trabajar sin descanso para la República», aseguró.

Su gobierno, anunció, recuperará leyes suspendidas por la justicia española, reestablecerá la red de «embajadas» para promover la causa independentista cerradas por Madrid e iniciará la elaboración de la futura constitución catalana.

Unas medidas que reavivarán la confrontación con Madrid, a pesar de los llamados al diálogo de Torra: «¿Hablamos señor Rajoy? (…) Nosotros estamos dispuestos a dialogar mañana mismo», dijo en su intervención.

Sus palabras también encendieron los ánimos en la cámara catalana, reflejo de una sociedad dividida casi a partes iguales entre partidarios y detractores de la independencia.

«Es una oportunidad perdida para iniciar la reconciliación» entre catalanaes, criticó Inés Arrimadas, líder del partido de centroderecha Ciudadanos, el más votado en los comicios regionales.

«Usted representa al nacionalismo identitario excluyente», añadió recordando una serie de tuits antiguos del candidato con comentarios muy ofensivos contra los españoles.

– Resultado incierto –

El diputado de Junts per Catalonia Quim Torra, aplaudido en el Parlamento de Cataluña, en Barcelona, el 12 de mayo de 2018

El éxito de Torra todavía no está garantizado. De hecho, este sábado perderá probablemente la votación que debe superar por mayoría absoluta.

Dispondrá de una segunda oportunidad el lunes en la que será suficiente una mayoría simple todavía incierta.

Con 66 apoyos de los principales partidos independentistas y 65 en contra, necesita la abstención de los cuatro diputados de los independentistas radicales del partido CUP, que reclama un programa nítidamente rupturista y gana apoyos en las encuestas.

Si lo rechazan y no encuentran solución antes del 22 de mayo, la región deberá celebrar unas nuevas elecciones.

A pesar de conseguir 70 escaños de 135 en las elecciones de diciembre, con 70 escaños sobre 135, los independentistas no consiguieron escoger presidente al escoger candidatos exiliados o encarcelados.

Finalmente, Puigdemont renunció temporalmente a recuperar la presidencia y delegó en Torra como presidente provisional mientras él mantiene su influencia como «presidente en el exilio» a la espera de recuperar formalmente el cargo.

La radicalidad de Torra y Puigdemont contrastan con la creciente moderación de los dos grandes partidos independentistas, el izquierdista ERC y el conservador PDECAT, partidarios de rebajar la tensión y evitar más problemas judiciales.

Todas estas sensibilidades convivirán en el futuro gobierno regional.

Fuente: AFP

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